martes, 5 de mayo de 2009

LA CULPA IMBORRABLE DE FERNANDO LUGO

El obispo libertino, misógino y polígamo Fernando Lugo ha puesto de moda el tema de la pederastia en la iglesia católica.

La verdad es que no puede responsabilizar ni al determinismo histórico ni a su iglesia de sus errores, pues nadie le obligó a ingresar a ella.

La verdad sobre la pederastia en la Iglesia Católica
Con motivo del viaje de Benedicto XVI a Estados Unidos me he conmovido ante los testimonios de las victimas de los sacerdotes pederastas. Quizá el testimonio que mas me ha impactado ha sido el de quién afirmó que peor que el abuso fisico fue el abuso espiritual, creo que se trata de heridas mucho más dificiles de curar. Que hubo casos de sacerdotes que abusaron sexualmente de niños y adolescentes es un hecho probado, sin embargo creo que lo que no han publicado los medios es buscar a fondo el porqué ocurrió. En la mayoría de los casos el escándalo se ha usado como arma arrojadiza para atacar a la Iglesia católica. Pocos analistas han llegado al fondo del asunto, entre los que lo han hecho se encuentra George Weigel.

En un libro valiente y muy recomendable titulado "El coraje de ser católico" , Weigel entra a fondo y sin titubeos en uno de los casos que más daño han hecho a la Iglesía católica. ¿Porqué durante años hubo sacerdotes que se valieron de su condición y ascendiente sobre niños y adolescentes para abusar sexualmente de ellos?.

Dice el refrán que "quién bien te quiere te hará llorar" y este es el caso de Weigel, llevado de su amor a la Iglesia no duda en entrar a saco en el escándalo para buscar sus verdaderas causas. El escándalo se utilza para poner en duda el valor de la castidad que pide la Iglesia a sus sacerdotes, sin embargo nadie se atreve a decir que fueron precísamente quienes no vivieron la castidad quienes abusaron de niños y jovenes y que fueron una exigua minoría frente a la inmensa mayoría de los sacerdotes fieles a su compromiso de vivir en castidad. No amigos, la castidad no es el problema; el problema es la infidelidad al compromiso.

La época en la que sucedieron los escándalos fue la de mayor libertinaje en los seminarios; Weigel afirmar que el ambiente en la mayoría de ellos era de fiestas, bailes y libertinaje. En aquella época la Iglesia estadounidense andaba más preocupada de la sociología y el aparecer como "progres" que de la santidad de sus miembros. Los centros eclesiales eran más bien gestorías que lugares para buscar a Dios.

El sexo es algo muy humano, una maravilla como todo lo que ha creado Dios; y es precismente ese uno de los motivo que hacen más grande la castidad. La renuncia a algo bueno como el amor matrimonial, para dedicarse por entero a los demás por amor a Dios es muestra de una gran generosidad. Se que esto es muy dificil de entender hoy en día; el escepticismo y la falta de creencias profundas lo hacen practicamente imposible.

La Iglesia católica cuenta con la experiencia de las iglesias que han despreciado el valor de la castidad, principalmente las protestantes: ¿se puede decir afirmar que haya supuesto alguna mejora para sus fieles o un aumento de la fe y la práctica religiosa el que sus pastores puedan casarse?. La respuesta es no.

La castidad se acepta de manera libre en la Iglesia católica, a nadie se obliga. Los abusos sexuales los cometieron quienes no fueron fieles a sus compromisos y no quienes fueron leales y valientes, el problema no fue la castidad sino la infidelidad.

ABUSO CONDENADO POR LA IGLESIA

El abuso cometido por Fernando Lugo, aprovechándose de una niña campesina de condición humilde, retrotrae a casos similares de abusadores chilenos, arrestados tiempo atrás.

La justicia procesó en Santiago al sacerdote José Andrés Aguirre Ovalle, de 45 años de edad, apodado "padre Tato", por siete casos de abuso sexual y estupro.

El proceso ha tenido amplia repercusión en la prensa chilena, entre otras razones porque el sacerdote fue anteriormente capellán de distintos colegios en los barrios más exclusivos de Santiago.



El Papa condenó el abuso sexual de menores.

El diario "La Tercera" reveló en su edición del viernes 18 de octubre que, hace casi ocho años, "Aguirre Ovalle tuvo un hijo con una adolescente cuando trabajaba en la capilla Nuestra Señora de Apoquindo", en el barrio alto santiaguino. El hecho, según el diario, "fue conocido al interior de la iglesia, pese a que la familia afectada nunca realizó una denuncia formal contra el cura".

Luis Arévalo, uno de los dos abogados que la iglesia católica consiguió para Aguirre, declaró a "El Mercurio" que su defendido "está bastante deprimido" y "asumiendo la gravedad de los hechos que se le están atribuyendo".

La condena del Papa

El reconocimiento indirecto de casos de pedofilia al interior de la Iglesia Católica hecho por el Papa Juan Pablo II en marzo de este año, cuando deploró a quienes "han traicionado la gracia de la ordenación", ha permitido la aparición de denuncias de situaciones que, en algunos casos, llevaban años arrastrándose.

Pero aunque la Conferencia Episcopal chilena ha condenado públicamente los casos de pedofilia, todavía, según "El Mercurio", "no ha concordado un procedimiento común para superar las diferencias de criterios que hasta ahora han imperado entre los obispos", respecto a cómo abordar estos casos.

En el Arzobispado de Santiago, la versión oficial sigue siendo la contenida en la declaración del 8 de octubre, donde, al tiempo que "expresa su absoluto rechazo por estas conductas impropias", se afirma que "el sacerdote, como persona humana, no está exento de debilidad ni de enfermedad; tampoco en estos momentos se le puede privar de sus derechos inherentes a todo ser humano".

La misma declaración, aludiendo al caso de Aguirre, recuerda que "la autoridad eclesiástica recibió la denuncia, que parecía verosímil, e inició de inmediato el proceso judicial eclesiástico pertinente, procediendo, por la vía administrativa, a suspender al sacerdote del ejercicio de sus funciones".

Desde Roma, en declaraciones hechas al vespertino "La Segunda", el Arzobispo de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz, anunció una investigación para detectar qué pasó con cartas enviadas desde colegios del barrio alto santiaguino que consignaban quejas por conductas impropias atribuidas a José Andrés Aguirre.

Más casos en Chile

Pero el caso del "padre Tato", detenido desde el 4 de octubre, no es único.

Una investigación realizada durante ocho meses por el periodista chileno Claudio Mendoza para un reportaje televisivo permitió, en 2001, descubrir otros casos de abusos sexuales contra menores en distintas regiones de Chile.

La BBC tuvo acceso a todo el material recopilado por el periodista durante sus pesquisas en Chile, Estados Unidos y el Reino Unido.

El primero en tribunales

A fines de febrero de 2001, en la localidad de Carahue, en el sur de Chile, la madre de un menor de edad denunció por abuso sexual al sacerdote franciscano Gerardo Araujo Sarabia, peruano, de 47 años, quien vivía en la parroquia local.

Como en esa región empezaba a regir la Reforma Procesal Penal impulsada por el gobierno, el caso lo tomó un fiscal, quien empezó a investigar.

"La importancia que tiene es que fue el primer caso en la historia judicial chilena de un sacerdote que enfrentaba una acusación por parte de una parroquiana, quien indicaba que su hijo pequeño había sido abusado sexualmente", señaló Claudio Mendoza a la BBC.

Finalmente, se llegó al acuerdo de suspender el proceso judicial por tres años, con la condición de que el sacerdote, alejado ya de sus votos religiosos, dejara el país.

Aunque se supone que había sido trasladado a Lima, los periodistas que después quisieron entrevistarlo le perdieron la pista. Según Mendoza, "desapareció y la verdad es que no sabemos dónde se encuentra este sacerdote".

Una noche en la cárcel

El 26 de abril de 2001 se conoció otro caso en la ciudad de Porvenir, ubicada en el extremo austral de Chile, al otro lado del Estrecho de Magallanes.

Ese día la dirección regional del Servicio Nacional de Menores, SENAME, estampó en el tribunal local una denuncia por abuso sexual en contra del sacerdote salesiano Carlos Antonio Larraín Pérez Cotapos, director del Colegio María Auxiliadora de Porvenir. Las víctimas, desde 1999, eran dos menores: un niño y una niña.

Larraín fue procesado el 27 de septiembre, decisión que fue ratificada por la Corte de Apelaciones de Punta Arenas. Estuvo una sola noche en la cárcel. En libertad bajo fianza, se trasladó después a Santiago, sin perder su condición de sacerdote.

De Chile a Italia

En Punta Arenas, capital de la región austral de Magallanes, se conoció a mediados de junio de 2001 una denuncia por abuso sexual que involucró al sacerdote salesiano Víctor Hugo Carrera. El incidente ocurrió en la capilla del Hogar del Niño de Punta Arenas y afectó a un menor de trece años de edad.

El sacerdote era secretario del obispo local. Tras reconocer el abuso y ser procesado, viajó a Italia para someterse a tratamiento psicológico. Tiene prohibido regresar a Punta Arenas en cinco años, aunque el tribunal, según versiones periodísticas, espera extraditarlo.

De Argentina a Chile

En la localidad de Negrete, en el sur de Chile, dos familias denunciaron en 2001 al párroco Enrique Valdebenito por abusar de dos menores de la zona.

El sacerdote había tenido que dejar Argentina, según publicó el diario "La Campaña" en 1997, por acusaciones similares. En Chile, el caso en su contra sigue pendiente.

Un año fuera

En noviembre de 2001, la policía de Salamanca, norte de Chile, detuvo al sacerdote José Ramón Zúñiga, de 66 años de edad, acusado de abusar de un menor de catorce años.

Un fiscal tomó el caso. El sacerdote, suspendido de sus labores pastorales, tiene prohibido regresar a la ciudad durante un año.

De Ohio a Tralcao

Este año, periodistas de televisión localizaron en Chile, en la localidad sureña de Tralcao, a 800 kilómetros de Santiago, al misionero estadounidense Daniel Mangan.

Mangan había salido de Ohio, Estados Unidos, donde enfrentó un juicio por un caso de abuso sexual ocurrido en la Cleveland Catholic High School, cargo que él rechaza. La denunciante es una ciudadana estadounidense, Beverly Schonher.

Por ahora, los medios chilenos concentran su atención en el caso del "padre Tato".

Según "El Mercurio" el caso del sacerdote Aguirre "tocó la fibra más sensible del tejido eclesial: la confianza y la fe de los feligreses en sus pastores y guías espirituales de comunidad".




SACERDOCIO Y ABERRACIONES SEXUALES

Hasta que la opinión pública de Estados Unidos, siempre sedienta de transparencia, lo ha situado en el primer plano de la actualidad, el tema de la relación entre la Iglesia católica y la pedofilia era tabú. Y sin embargo, mucha gente sabía, por experiencia propia o testimonios de otros, de casos de curas y frailes proclives a los 'tocamientos' en colegios religiosos, ejercicios espirituales y sacristías.

Así, por ejemplo, sin alejarnos de los días en que se produjo el escándalo de Boston, encontramos que tras descubrirse el encubrimiento de las decenas de delitos sexuales del padre Geoghan, su encubridor, el cardenal Law, quiso cubrirse las espaldas (demasiado tarde para las víctimas, claro) denunciando a otros 87 sacerdotes pedófilos de su archidiócesis de Boston. El 25-2-2002, el arzobispo Juliusz Paetz, de Poznan, Polonia, fue acusado de agredir sexualmente a varias decenas de sacerdotes y seminaristas de su propia diócesis. El 10-3-2002, dimitía el obispo Anthony J. O'Connell de Palm Beach, Florida, tras admitir que había abusado sexualmente de dos jóvenes. Un caso más, tras los de Massachusetts y los de varias parroquias de Rhode Island. En España, el 14-2-2002 era detenido y encarcelado el párroco de Casar de las Hurdes por su vinculación a una red de pornografía infantil. El 8-3-2002 se denunciaba en la prensa un caso que llevaba años paralizado en el juzgado: la querella contra un influyente sacerdote que abusó sexualmente de al menos una niña mientras era juez eclesiástico, ...


Ahora la Iglesia está a la defensiva y, tras la cumbre de cardenales norteamericanos en Roma, proclama que dejará de amparar a sus miembros corruptos. Pero la tormenta está desatada, y con ella la gran pregunta: ¿existe una relación particular entre el sacerdocio y la pedofilia, paidofilia o pederastia, palabras que designan la atracción sexual de un adulto por chicos o chicas impúberes?

Cuatro de los seis psiquiatras y psicólogos entrevistados para este reportaje dan una respuesta afirmativa. Desde Nueva York, donde ha sido durante muchos años presidente del Sistema de Sanidad y Hospitales Públicos, Luis Rojas Marcos es el más contundente. 'La Iglesia, por el celibato, por el enclaustramiento, por el secretismo y por el poder divino de persuasión y seducción que otorga a sus ministros, es un imán de pedófilos y pedófilas y un caldo de cultivo ideal de actividades pederastas', afirma este psiquiatra sevillano de 58 años. 'Cuando las vocaciones eran populares, aunque no se hacían pruebas psicológicas de admisión, los seminaristas pervertidos se diluían entre una mayoría de gente normal.

Pero al reducirse las vocaciones, la necesidad de admitir en los seminarios a todos los llamados, sin hacer preguntas, ha resultado en la entrada en la Iglesia de una preponderancia de curas y monjas con problemas psicológicos, y en particular con tendencias abusadoras pederastas'.

El fenómeno de bajada del listón en las admisiones señalado por Rojas Marcos está siendo muy debatido dentro y fuera de la Iglesia católica de EE UU. 'A causa de la insistencia de Roma en el celibato, el sacerdocio se está convirtiendo en una profesión gay', escribe Donald B. Cozzens, ex rector de un seminario norteamericano, en su reciente libro The changing face of the priesthood. Y todos los profesionales consultados coinciden en que la pederastia es una tendencia abrumadoramente masculina y más común entre homosexuales que entre heterosexuales.

Hechos objetivos

Autor de Infidelidad y desamor y con consulta privada en Barcelona, Joan Corbella, tarraconense de 56 años, se atiene a 'dos hechos objetivos'. 'Uno', dice, 'es que los sacerdotes viven una sexualidad conflictiva, el celibato les causa un serio problema de insatisfacción sexual; el otro es que muchos tienen una relación particular con niños y adolescentes, una relación tanto de autoridad como de cercanía. Y si se juntan esos dos hechos se facilita el que aparezcan conductas pederastas. En el sacerdocio se pueden producir conductas pederastas en personas que no las tendrían con una vida sexual normal'.

Corbella no cree que 'haya ahora una epidemia de pederastia en la Iglesia. Esta práctica', dice, 'ha existido siempre en esa institución; lo que pasa es que ahora se ha abierto la veda informativa, ahora se habla del asunto'. El psiquiatra catalán estudió en un colegio de maristas, pero no tiene memoria de manifestaciones de pedofilia. 'Yo debía de ser un chico feo', bromea.

En cambio, Francisco Alonso-Fernández, que tras haber sido presidente de la Asociación Española de Psiquiatría y Psicopatología lo es de la Asociación Europea de Psiquiatría Social, recuerda que también estudió en los maristas de su Asturias natal, y añade: 'Teníamos identificados al 20% de los hermanos como tocones'.

Intolerable abuso de poder

'Entre los niños que hemos sido educados en centros religiosos es raro el que no ha tenido que defenderse de un abuso de ese tipo', dice Alonso-Fernández, que a sus 76 años mantiene su consulta abierta en Madrid. 'Si consideramos', continúa, 'que un perfil típico del agresor en los casos de pedofilia suele ser el de un varón soltero y con frecuencia un educador, puede establecerse una conexión con los centros religiosos de enseñanza'. Alonso-Fernández está convencido de que 'hay una correlación entre la soltería, por no hablar del celibato, y la pedofilia' y de que 'el cura o fraile pedófilo tiene un contexto más favorable para desarrollar su perversión'.

Carlos Castilla del Pino tiene la misma impresión. 'Voy a contar en el segundo tomo de mis memorias que durante unos siete u ocho años, en pleno franquismo, fui asesor del seminario jesuita de Córdoba, que dirigía el padre Fernández-Cuenca, muy estricto a la hora de plantar en la calle a todos aquellos que buscaban la coartada del sacerdocio para una homosexualidad reprimida', dice el prestigioso psiquiatra, nacido en la provincia de Cádiz hace 79 años y que sigue manteniendo abierta su consulta en Córdoba. 'Me mandaban seminaristas problemáticos para que los estudiase y resultaba que muchos eran homosexuales. Si la pedofilia entre los sacerdotes y frailes aún es tabú, imagínese en aquella época. Pero terminaban por salir casos, y recuerdo el de algún cura pedófilo que, pese a ser el acusado, entró en el tribunal por el despacho del presidente, para escándalo de los denunciantes'.

Castilla del Pino cree que es 'posible' afirmar que hay una relación especial entre sacerdocio y pedofilia. 'En los internados religiosos de mis tiempos, y yo estudié en uno de salesianos, era evidente el número cuantioso de clérigos con signos de pedofilia. Quizá', dice, 'el sacerdocio sea una coartada inconsciente para la homosexualidad y la pedofilia. Pero si la homosexualidad ya no plantea mayores problemas, y de hecho hace años que los homosexuales no consultan a psiquiatras, la pedofilia sí. Es un problema enorme, una forma de estupro, una manifestación intolerable de abuso de poder'.

La confesión del obispo Fernando Lugo de haber abusado de una menor siendo sacerdote, reabrieron un ya gastado debate sobre la relación entre sacerdocio y aberraciones sexuales.

Desde su medio siglo de experiencia profesional, Alonso-Fernández estima que si tras siglos de encubrimiento y silencio, si hoy se habla de este asunto es sólo a causa de la mayor libertad de expresión. 'Realmente', dice, 'las mechas ardían por todas partes, producían fuegos parciales; lo que ahora ocurre es que se han convertido en una gran hoguera'. Para evitar consumirse en ese fuego, la Iglesia debería arrodillarse en el confesionario de la opinión pública. "

CONDENADO EN BOLIVIA

Paralelo al caso de estupro confesado por el obispo Fernando Lugo, con una menor campesina y humilde, un sacerdote fue condenado por un caso parecido en Bolivia.

Un tribunal ciudadano condenó a diez años a un sacerdote católico por "abuso deshonesto y corrupción de menores" en una pequeña localidad indígena quechua del sur de Bolivia.



El tribunal emitió sentencia en contra del sacerdote Eduardo Revich tras varias horas de deliberación en un juicio que despertó la expectativa de la localidad de Padilla, a 500 kilómetros al sureste de La Paz, informó a la emisora Fides el presidente de la Asamblea de Derechos Humanos de esa región, Cristian Sanabria.



"Es un primer avance en la lucha contra la impunidad", dijo Sanabria. El sacerdote fue recluido en la cárcel del pueblo y podría ser trasladado a un penal en la ciudad de Sucre capital del departamento de Chuquisaca donde ocurrieron los hechos.



La fiscalía había pedido una sentencia de 25 años en contra del sacerdote. El tribunal consideró la demanda de tres menores de 15 años en contra de Revich y dejó de lado los testimonios de otras cinco víctimas.



El religioso abusó de menores campesinos entre 2005 y 2007 cuando era párroco de Icla una localidad vecina de Padilla donde además dirigía un internado.



Varias organizaciones no gubernamentales que trabajan en la región impulsaron el proceso contra el sacerdote que según medios locales lloró cuando escuchó la sentencia.



Es el primer juicio que concluye en sentencia contra un sacerdote católico por abuso de menores


DEFENSA DE LA PEDERASTIA EN EL MINISTERIO DE LA NIÑEZ

Las malversaciones en el ministerio de la Niñez del obispo pedófilo Fernando Lugo, encabezado por Liz Torres, son un mal paralelo al aumento del estupro y la pedofilia en Paraguay.

El estupro cometido por el obispo Fernando Lugo no sólo deja mal parado al obispo, también ridiculiza al máximo a la secretaria Liz Torres.

La "Ministra de la NIñez y la Adolescencia" es tal vez la más descolocada en un gabinete de desubicados, entre los cuales tampoco puede olvidarse a la secretaria feminista al servicio de un obispo católico y depravado, Gloria Rubín.

Desgracidamente, no son la pedofilia y el estupro los únicos males que aquejan al Paraguay bajo la sotana de amianto del obispo pedófilo Fernando Lugo.

MINISTERIO DE LA NIÑEZ, GRAN NEGOCIO

Ante la impávida inoperancia de la ministra de la Niñez del Obispo Fernando Lugo, Liz Torres, los niños de la calle y menores mendigos aumentan día a día en Paraguay.

Liz Torres es una conocida referente de las logias de personajes vinculados a ONGs que controlan ahora la política paraguaya, como anteriormente lo hacía el comisariato político del partido colorado a través de las seccionales.

La inoperancia de la ministra LIz Torres llega al extremo que ni siquiera es capaz de controlar la emisión de programas obscenos en horarios de protección al menor. Ver:

"Nadie controla lo que se emite en horario de protección al niño"

http://www.ultimahora.com/notas/194927-Nadie-controla-lo-que-se-emite-en-horario-de-protecci%C3%B3n-al-ni%C3%B1o

La prostitución de menores en las calles y niños abusados alcanza cifras espeluznantes, mientras la ministra se muestra preocupada de desviar dinero hacia ONGs.

LA MINISTRA LIZ TORRES Y LA MAFIA DE LAS ONGs

La mafia de las ONGs ha cobrado verdadero auge en Paraguay con el ascenso al poder del obispo Fernando Lugo, cuyo gabinete en su mayoría está integrado por personajes involucrados con estas verdaderas asociaciones delictivas para malversar fondos.

Apenas asumir su cargo en la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia (SNNA), la ministra Liz Torres hizo su mayor desembolso a una ONG especializada en salud mental, pero con destino real a la Comisión de Huérfanos del Ycuá Bolaños.

http://www.abc.com.py/2009-01-25/articulos/490086/denuncian-mal-uso-de-fondos-publicos-para-los-huerfanos-del-ycua-bolanos

Según la denuncia de la periodista Mabel Renhfeldt, parte del dinero desembolsado por la SNNA se estaría usando también en el pago de salarios retroactivos para la coordinadora de la Comisión de Huérfanos, Carmen Rivarola.

En Paraguay, han cobrado fama las ONGs por sus manejos oscuros, y por sus malversaciones, además de por constituirse en mampara de grupos que se disfrazan de partidos políticos para lucrar desde la administración pública.

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