miércoles, 21 de abril de 2010

Fernando Lugo. Orwell, el gran cuñado y el ministro del amor

Fernando Lugo. Orwell, el gran cuñado y el ministro del amor


Luís Agüero Wagner


En la famosa novela de George Orwell, 1984, el Gran Hermano es un personaje que suple a todo líder político: él es el comandante en jefe, el guardián de la sociedad, el dios pagano y el juez supremo. También representa la encarnación de los ideales del Partido, el Partido ubicuo, único y todopoderoso que vigila sin descanso todas las actividades cotidianas de la población, al punto que inclusive en las calles y casas hay dispositivos de vigilancia para conocer todos los actos de cada individuo.

El Partido, parodia anti-utópica del futuro de aquellos que instauraron los regímenes totalitarios, es la organización al que han de pertenecer todas las personas.

Sólo están exentos de esta afiliación los "proles", trabajadores que constituyen la inmensa mayoría de la población, mantenidos en la pobreza pero entretenidos de diversas formas por el Partido para mantenerlos alienados.

Estos personajes, débiles mentales, sólo saben obedecer órdenes y sus mentes aceptan sin queja imposiciones y órdenes, aunque vaya en contra de sus mismos intereses;.

Sus derechos no superan a los de los animales y de hecho, ni siquiera hace falta para reprimirlos la Policía del pensamiento.

En su concepto, : "a los proles se les permite la libertad intelectual porque no tienen intelecto alguno".

Irónicamente, Orwell insinúa la posibilidad de que el Gran Hermano ya ni siquiera sea una persona real, sino un mero icono propagandístico.

EL MINISTERIO DEL AMOR
El Ministerio del Amor (en neolengua Minimor), en la novela de Orwell, paradójicamente se ocupa de administrar los castigos y la tortura.

En el Paraguay del cura Fernando Lugo, sin embargo, versión impregnada de realismo mágico de la novela orwelliana, el Ministerio del Amor se encarga de la distribución de zoquetes a las amantes y a los familiares de éstas.

No en balde un profundo conocedor de la antropología nativa, el escritor paraguayo Helio Vera, ha definido en su diccionario paraguayológico al amor como un “sentimiento apasionado que cautiva repentinamente a una mujer cuando conoce a un hombre con una chequera bien abultada”. Poco importa que los cheques a ser emitidos por la chequera sean efectivizados en dinero malhabido, por lo general proveniente de las arcas del estado.

Ya hacia el año 1912 el Cónsul de Inglaterra en Paraguay informaba sorprendido a Londres que en este país sudamericano, la mayoría de los hombres públicos consideran que “robar al estado no es, de ninguna manera, un robo”.

De allí que quien se apodera del poder se considera dueño de vida y hacienda de todo lo que encuentra a su paso, y que de los bienes públicos debe dar cuenta tan pronto como sea posible, pues de éstos se apoderan sólo los más rápidos.

La mentalidad, producto de un ambiente plagado de impurezas, conspira para una insurrección en estos aspectos de la realidad nacional. A propósito de ello, el diccionario de paraguayología del escritor Helio Vera define al zoquete como "cargo en la administración pública que se concede en recompensa de adhesiones políticas, conversiones repentinas, alianzas inexplicables del agua con el aceite, o como lenitivo para calmar impaciencias, apaciguar crisis de almorranas, eliminar insomnios, disipar dispepsias y apagar el stress. Todo bajo el principio siguiente: el zoquete nos une, nada nos separe".

Esta definición puede resultar valiosa para comprender la catadura de quienes acceden a puestos en la administración pública merced a sus lazos “familiares” y méritos de alcoba, desde el advenimiento al poder de Fernando Lugo

GRAN CUÑADO
Desde que accedió el poder, el cura Fernando Lugo ha demostrado muy poco inclinación a accederlo, a tal punto que al estilo del emperador romano Tiberio, quien se retiró a la isla de Capri a disfrutar de sus orgías, dejando Roma en manos de su favorito Sejano, nuestro héroe el obispo ha dejado la responsabilidad de administrar el país en manos de su jefe pretoriano personal, Miguel López Perito.

Chongo favorito de Fernando Lugo, Miguel López Perito ha demostrado ser, más que un Gran Hermano, un Gran cuñado.

Desde la era Lugo, López Perito logró colocar a los hermanos de su pareja, María Inés Caballero, en varias instituciones del Estado.

Pero no se trata de dos cuñados, sino de cinco en total. Pero no contento con estas designaciones, también ordenó el nombramiento de la hija de su novia, Tatiana Santacruz Caballero, en la Dirección de Protocolo del propio Palacio de Gobierno, bajo la dirección de Auda Roig, cuyo marido es también el ministro del Deporte, Paulo Reichardt. A un año de que la Alianza asumiera el poder, su hijastra ya consiguió su "premio", con su nombramiento mediante el decreto Nº 1.870.Como secretario general de la Presidencia, le pareció poco que solo un pariente de su pareja estuviera en la sede palaciega, por lo que también llevó a su cuñado Nicolás Caballero y lo ubicó en el área de informática.A otro cuñado, Miguel Caballero, le hizo nombrar en la SAS (Secretaría de Acción Social) donde su titular es Pablino Cáceres, hoy uno de los referentes del Movimiento 20 de Abril liderado por López Perito.

A estas instituciones de dominio de López Perito se le suma la SEN (Secretaría de Emergencia Nacional), a cargo de Camilo Soares, amigo del secretario general. Allí está también otra hermana de su pareja, María Isabel Caballero, quien prestaba servicios en el local de la Alianza Patriótica para el Cambio en el 2008. Ya en ese entonces trabajaba muy de cerca con López Perito. Sin embargo, una vez que el presidente Lugo ganó las elecciones, la mujer fue a trabajar con Soares hasta hoy en día.

En la Secretaría del Medio Ambiente (Seam) está otro de los cuñados del secretario general de la Presidencia, Gonzalo Caballero. Se encuentra en el Área de Descentralización y es muy amigo del "superministro".Male Caballero, otra de las cuñadas de López Perito, está como funcionaria del área cultural de la Cancillería Nacional. Esta mujer también trabajó en la Alianza Patriótica y luego fue designada en RREE, aunque se la conoce más por ser habitué de las páginas de sociales de los diarios.

La pareja de López Perito, María Inés, quien suele ir al Palacio de Gobierno, se encuentra trabajando en la Dibén, hasta el momento en servicio voluntario, es decir, ad honórem. El comentario que corre en la Dibén es que María Inés tiene mucha influencia en esa institución.YINDE.

"El superministro", como se lo conoce a López Perito, había ubicado a David Yinde como director de la Dinatran (Dirección Nacional de Transporte) por ser amigo de la familia de su pareja y, además, por ser unos de sus hombres de confianza. Sin embargo, el año pasado, Yinde fue destituido del cargo porque fue filmado recibiendo 2.000 dólares americanos, producto de una coima entregada por el sacerdote Pedro Robadín para liberar a su hermano Gustavo Robadín de un sumario administrativo del Ministerio de Obras Públicas.

GROTESCO DERROCHE EN AUTOMOTORES Y AMANTES

Para complacer a sus parientes políticos, López Perito no se fijó en gastos. Catorce camionetas cero km para Presidencia en apenas cinco meses han sido compradas por el suegro de Yinde, desde su puesto como secretario privado del clérigo-presidente. Casi G. 500 millones gastó Yacyretá al empezar el 2009 para comprar tres camionetas 4 x 4 para el gabinete civil presidencial, a cargo de López Perito. Dos meses después, el mismo gabinete compró otras 11 camionetas lujosas más, dos de ellas blindadas. El discurso de izquierda se hace trizas con las veleidades de derecha de algunos funcionarios del gobierno de Fernando Lugo. Más de 94.000 dólares -unos 470 millones de guaraníes- pagó Yacyretá a una concesionaria local que le vendió tres camionetas para uso exclusivo del gabinete civil presidencial, a cargo de Miguel López Perito. Por contrato de comodato, Yacyretá se comprometió inclusive a pagar hasta los seguros de las tres camionetas contra incendio, accidentes y robo, accidentes personales de ocupantes y responsabilidad civil. López Perito también fue nota por exigir caviar y champán para pasar el fin de año.

Todo esto sucede mientras en la prensa internacional se sigue hablando del “obispo de los pobres” como el gestor del gran cambio, el romántico paladín de una sociedad más justa e igualitaria. Es que como lo expresó Orwell, al recordar el tiempo en que leía noticias sobre la guerra civil española:

Ya de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad cómo suceden las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en una mentira corriente. (...) En realidad vi que la historia se estaba escribiendo no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas «líneas de partido».

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