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Raúl Melamed es el principal referente de una campaña por legalizar en Paraguay el cannabis, que ya se debate en las calles y cuenta con adeptos, como se ve en el mural de abajo.
El locutor Raúl Relamed, quien conduce el programa más escuchado de la radio en Paraguay, volvió a criticar hoy en su escuchado programa radial al gobierno del obispo Fernando Lugo por potenciar los verdaderos escuadrones de la muerte de los Antidrogas, intentando ganarse el favor de la embajada norteamericana.
“Estos grupos como la SENAD (Secretaría antidrogas en Paraguay) son veraderos escuadrones de la muerte, que mantienen al país bajo el terror” dijo Melamed, en el programa de mayor rating en Paraguay.
“No quieren perder sus rubros, están dispuestos a todo, ya viene un payaso de la ONU a aceitar la maquinaria, y seguro la prensa adicta a los dólares de la embajada norteamericana ya está preparando una infernal batería contra el cannabis, para mantener el país sometido al imperio” descargó también Melamed.
LAS ENTREGAS VIGILADAS, LO SICARIOS Y LA SENAD
Que el asesinato del general Rosa Rodríguez fue un golpe de la embajada norteamericana, es uno de los secretos a voces en la sociedad paraguaya.
El 10 de octubre de 1994, este militar paraguayo acabó asesinado en una operación destinada a infiltrar el cartel de Cali. El 2 de octubre, una semana antes, hombres de la DEA y la SENAD recogieron en una pista 756 kilos de cocaína trasnportados desde Colombia en una avioneta por Juan Viveros Cartes.
Apenas salido de la prisión, Viveros fue reclutado por la DEA para infiltrar el cartel. Tras aterrizar en el Chaco la droga fue cargada en el auto de agentes de la DEA. El destino de la droga era la embajada norteamericana. El juez Angel Barchini, teórico conductor de la intervención, ni siquiera firmó las actas donde sólo hizo figurar 156 kilos. El resto iba al mercado negro, y las ganancias para el norte.
La desaparición de la mercancía estalló en un conflicto de poderes entre la DEA, oficiales paraguayos desvinculados de la SENAD, y el gobierno paraguayo. El daño colateral fue el asesinato del general Rosa.
Por si las cosas no estaban todo claras, la SENAD fue asumida por el general Juan Evaristo González, el mismo que presidía la investigación sobre la muerte de Rosa.
El mérito fundamental de González es que había sido colaborador de confianza del general Andrés Rodríguez, ex socio comercial de Auguste Ricord, luego devenido en delator y presidente del Paraguay, en pago por sus servicios para desarticular a la organización de Oscar Roca, alias El Idolo, y su cartel de Santa Cruz de la Sierra en 1990.
EL GRAN NEGOCIO GLOBAL
El narcotráfico es uno de los primeros negocios más productivos del globo, que compite con la misma industria armamentista. Las siete potencias más poderosas son las que controlan el financiamiento, la distribución, el consumo y la reinversión. Los bancos de Estados Unidos manejan anualmente 300 millardos de dólares provenientes del narcotráfico, y blanquean en el mismo lapso 500 millardos de dólares de origen indeterminado.
Movimientos financieros de tal magnitud no pueden ocurrir sin conocimiento de las altas esferas del poder en Washington.
UNA GUERRA QUE BENEFICIA AL CRIMEN
La guerra al Cannabis solo beneficia al crimen organizado en Paraguay, donde el obispo Fernando Lugo ha emprendido una masacre de campesinos con la coartada de los cultivos de marihuana, buscando hacer buena letra ante la embajada norteamericana.
El premio Nóbel Miltron Friedman lo explica: “La marihuana es una sustancia pesada y voluminosa y, por tanto, relativamente fácil de interceptar. Los agentes antidroga han tenido más éxito apresando marihuana que, por ejemplo, cocaína. Así, los precios de la marihuana han subido, es más difícil obtenerla. Ha habido un incentivo para cultivar marihuana más potente y la gente se ha dirigido de la marihuana a la heroína, la cocaína o el crack”.
Gary S. Becker es Premio Nobel de Economía (1992), profesor de economía de la Universidad de Chicago, académico de Hoover Institution, también ha señalado lo ridículo de la guerra que hoy libra el gobierno teocrático y clero-fascista de Paraguay buscando complacer a la DEA: “La administración Bush parece decidida a continuar la guerra contra las drogas que ha peleado los Estados Unidos desde época de Nixon. Creo que se trata de un grave error, pues ha fracasado completamente, y legalizar la marihuana, e incluso algunas drogas fuertes, sería una mejor alternativa”.
“Sólo buscan ganarse los dólares de la DEA y la embajada norteamericana, con su servil obsecuencia al imperio” asegura el analista Raúl Melamed, quien conduce junto a Manuel Bernardes el programa más escuchado en la radio paraguaya.
Friedman también compara la guerra con la ley seca:
“La prohibición se suprimió en 1933, cuando yo tenía 21 años, así que yo era un adolescente durante la mayor parte de ella. El alcohol estaba fácilmente disponible. El contrabando era común. La idea de que la prohibición del alcohol impedía a la gente beber era absurda. Había tabernas clandestinas por todas partes. Aún más. Teníamos el espectáculo de Al Capone, los secuestros, las guerras de gángsteres”…
“Cualquiera con dos ojos podría ver que fue un mal negocio, que estaban haciendo más mal que bien. Además, me convertí en economista. Y como economista tenía que reconocer la importancia de los mercados y de la libre elección y la soberanía del consumidor y llegar a descubrir el mal que se produce cuando se interfiere en ellos. Las leyes contra las drogas se aprobaron en 1914, pero no se aplicaron muy estrictamente”.
Friedman también señala que la prohibición atenta contra la libertad del ciudadano:
“El papel apropiado del gobierno sería exactamente el que dijo John Stuart Mill en el siglo XIX en “Sobre la libertad”. El papel adecuado del gobierno sería evitar que otra gente dañe a una persona. El gobierno, dijo, no tiene nunca derecho a inmiscuirse en la vida de una persona por el propio bien de esa persona.
El caso de la prohibición de las drogas es exactamente el mismo que prohibir a la gente comer más de lo debido. Sabemos que el sobrepeso causa más muertes que las drogas. Si en principio está bien que el gobierno diga que no debemos consumir drogas porque nos pueden dañar, ¿por qué no sería correcto que nos diga que no debemos comer demasiado porque nos puede dañar? ¿Por qué no sería correcto que nos diga que no hagamos paracaidismo porque nos podemos matar? ¿Por qué no estaría bien decir “Oh, esquiar no está bien, es un deporte muy peligroso, te harás daño”? ¿Dónde ponemos el límite?”.
A pesar de todas estas luminarias opinando lo contrario, el gobierno del clérigo-presidente Fernando Lugo prefiere escuchar a los policías corruptos, a quienes la guerra contra los campesinos que sobreviven con esos cultivos les conviene, dado que le permiten confiscar cannabis y luego comercializarlo en sociedad con la DEA, desde las mismas oficinas policiales
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