FERNANDO LUGO Y LA PEDOFILIA: La Iglesia Católica compra el perdón
JOSÉ JAUME
Más de medio siglo de abusos a sucesivas generaciones de niñas y niños, principalmente estos últimos. Seis décadas en las que miembros de la Iglesia católica de Irlanda han hecho lo que les ha venido en gana con quienes les habían confiado para ser educados. La pederastia casi convertida en norma de conducta. El primado de la poderosísima Iglesia católica irlandesa ha manifestado su consternación y condena ante los hechos. Ha pedido perdón. ¿Qué perdón? Resulta que la Iglesia irlandesa, por muy conmovida que diga hallarse, no deja de lado sus intereses, que pasan por no descapitalizarse más de lo necesario. El perdón, pues, ha sido comprado con dinero del Estado. La Iglesia sólo abona una pequeña parte. Quien de verdad corre con los gastos son todos los ciudadanos de la República de Irlanda. Lo siento por quienes se escandalizan cuando les conviene, pero haberlo hecho así supone que la muy influyente Iglesia católica irlandesa ha comprado el perdón con el dinero de sus víctimas. Irlanda, un país en el que la Iglesia católica impide que pueda legislarse en asuntos que considera moralmente incompatibles con su doctrina. Los sepulcros blanqueados del Evangelio refulgen cegadoramente.
El Vaticano, ya ha dado su opinión sobre lo sucedido. El cardenal Cañizares, quién si no, ha dicho que el aborto es infinitamente mas grave que los destrozos cometidos por curas y monjas en Irlanda. Empiezo a pensar que definitivamente Dios ha decidido abandonar a su suerte a la que se autodenomina su Iglesia. No hay otra forma de entender tanto despropósito en boca de uno de los ministros de Ratzinger.
En Irlanda, han sido sesenta años de sevicias las que les han caído a miles de niños de sucesivas generaciones. Es un comportamiento que ha hecho metástasis en la que se autodenomina "Iglesia universal". Estados Unidos también ha padecido el "desordenado apetito carnal" de parte del clero. ¿Y en España? Aquí, en la espesa oscuridad de la Dictadura franquista, siempre en voz baja, no han sido pocas las acusaciones de comportamientos similares. Basta hablar con personas que han superado los inicios de la cuarta década de su vida y que hayan asistido a colegios religiosos, para toparse con casos y más casos de abusos diversos; casi siempre obligados al silencio, nunca condenados. Poco tiempo atrás, casi ahora mismo, el arzobispo de Madrid, el látigo del moralmente "decadente" Gobierno, el cardenal Rouco, ha trasladado de parroquia en parroquia a un cura pederasta para evitar su castigo. Siempre el mismo comportamiento, inconmovible la corrupta doble moral: inflexible hacia fuera, débil e indulgente hacia dentro.
En las cuatro décadas de la dictadura franquista, el casi monopolio de la educación fue detentado por la Iglesia católica. La competencia fue mínima. Hicieron y deshicieron como les vino en gana. Los favores se pagan. El general Franco agradeció con largueza el decisivo apoyo de los obispos a su sangrienta dictadura. A pesar de todo, el sexo siempre estuvo acechando en las aulas. No se hablaba de él, aunque pulsaba por manifestarse, al tiempo que la represión para desplazarlo de las mentes se intensificaba. El resultado es conocido y el fracaso de la Iglesia estrepitoso. Eso sí, el precio ha sido elevado: muchos problemas sin resolver y en el seno de la Iglesia una colección de desquiciados que no pocos españoles tuvieron que soportar.
Sería interesante que en España se realizara una investigación similar a la que se ha desarrollado en Irlanda. Seguro que nuestros obispos no la aprueban; tengo la certeza que reventaría una protesta social incontenible si a los poderes públicos se les ocurría la aberración de indemnizar con el dinero de todos y en nombre de la Iglesia a las presuntas víctimas
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