LUIS AGÜERO WAGNER- La fracasa sesión Parlamentaria del jueves 22 de enero, en el que Fernando Lugo fue desairado por sus propios aliados liberales, representa el primer gran fracaso de la derecha luguista.
Como la izquierda se le regaló, poco tardó el obispo-presidente en arrojarse a los brazos del sector del fallecido dictador Alfredo Stroessner y los neoliberales pitiyanquis de Luis Alberto Castiglioni, el Domingo Laíno del Partido Colorado.
La derecha prometía a Lugo un gobierno sin sobresaltos, con su total y absoluto dominio de la prensa, en manos de empresarios enriquecidos con la dictadura anticomunista y propietarios de la mayoría de las tierras y negocios mal habidos del país.
Sin embargo, el jueves 22 de enero algo falló.
La derecha demostró estar tan dividida como la izquierda: nicanoristas y oviedistas por un lado, y liberales, estronistas y castiluguistas por el otro.
La victoria correspondió a los nicanoristas y oviedistas, enemigos declarados de Lugo, quienes frustraron la sesión y se adjudicaron un triunfo múltiple.
La derrota desnudó las fisuras en el frente luguista, sus alianzas ocultas con Stroessner y Castiglioni, la hipocresía implícita en el supuesto rechazo al cuoteo político, la deshonestidad de los sobornos en las sombras.
Lo peor de todo es que la derrota anuncia una larga serie de fracasos en el Parlamento, donde, según todos los indicios, pronto Lugo perderá a un senador, acusado de estar ocupando ilegalmente su banca. LAW
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